La idea es incipiente y nació del deseo de Mabel de continuar con el negocio, la casa profesional de su querido hijo Jorge Ibañez y también su lugar de trabajo por 20 años.
En medio del duelo por la ausencia del carismático diseñador, su madre continuó asistiendo a su trabajo y entregando los vestidos que estaban en proceso y que sólo faltaban terminaciones.
Mientras organizaba el futuro desfile que el propio Ibañez iba a presentar en el mes de Mayo, Mabel tuvo la idea de que el genio, diseños, creatividad y angel de Jorge continúen en ese espacio.
Flor de la V, a quien Mabel considera una hija, la contiene y está atenta a cada una de sus necesidades y juntas recuerdan con amor al fallecido Jorge. En medio de esas charlas surgió la iniciativa y la propia Flor de la V se puso a su disposición para organizar y continuar con la empresa que su íntimo amigo fundó e hizo crecer a fuerza de perseverancia, carisma y amor.
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